Melilla es una ciudad autónoma española situada en el norte de África, a orillas del mar Mediterráneo, en el cabo de Tres Forcas.
Enclavada en el corazón de la región del Rif, limita por mar con el Mar de Alborán (al este) y con Marruecos por tierra, concretamente con las comunas de Mariguari y Farhana (al norte y el oeste) y la ciudad de Beni-Enzar (al sur), pertenecientes a la provincia de Nador. También está incluida en la zona geográfica natural de Guelaya.
La ciudad y sus territorios se extienden sobre 12,338 km² de superficie en la parte oriental (este) del cabo de Tres Forcas. Alberga una población de 86 120 habitantes (INE 2017) y presenta diversas particularidades fruto de su posición geográfica y de su historia, tanto en la composición de su población, como en su actividad económica y en su cultura (fruto de la convivencia de cristianos, musulmanes y judíos desde el siglo XIX).
Cuenta con una fortaleza, Melilla La Vieja, construida entre los siglos XVI y XVIII, dotada de almacenes, aljibes, baluartes, fosos, fuertes, cuevas, minas, capillas (una de ellas, la única obra religiosa gótica de África) y hospitales, que hacen de ella la más completa de esta orilla del Mediterráneo, aparte de los fuertes exteriores neomedievales, construidos durante el siglo XIX.
El patrimonio arquitectónico de Melilla, situado en el Ensanche de Melilla, está considerado, por entre otros expertos foráneos Salvador Tarragó, Francisco Miralles, Juan Bassegoda, Fernando Chueca… junto con el de Barcelona y por encima del de Madrid o Valencia, como uno de los mejores exponentes del estilo modernista español de principios del siglo XX.5
Actualmente, recibe cada día una población flotante, principalmente de la provincia marroquí de Nador (personas que vienen de paso, de visita, para el contrabando o a trabajar, principalmente en casas y sector servicios), que hacen que su población casi se duplique en algunas ocasiones.